Hace apenas dos años que alguien muy importante en mi vida, me convenció de que empezara a tomarme en serio esto de la escritura. Todavía recuerdo aquella noche: escribe, escribe, me dijo. Y como yo, entre risas y tantas cervezas, le prometí que lo haría. Tal vez su poder de persuasión, mis deseos de complacer, su sonrisa franca, no sé… Desde entonces, desde el día siguiente, desde aquella noche mecida en sus historias, acurrucada en sus brazos;  no he parado de escribir, de delirar en mitad de la contienda,  de inventar historias de las que él se sintiera orgulloso, de cazar mariposas con las manos como lo hago ahora…

 Y aunque muchas veces la inseguridad me pueda e intente disfrazar este pudor mío con letras en las que apenas me reconozco, este blog se ha convertido en algo más que un montón de palabras. Es una declaración de intenciones, un plano de arquitectura. Y un telescopio de sentimientos. Algo de matemáticas aplicadas, aritmética emocional y una tirita puesta sobre una herida que todavía duele. Es el diario de una mujer desnuda con un cuerpo frágil y guantes de boxear. Es un cajón donde guardo mi ropa interior. Un catalogo de momentos descolocados y tantas veces absurdos. El diario de una confusión llevada al extremo, el de una adolescente que ya cumplió hace mucho los treinta.

Soy yo, y ahora también tú…

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Foto: Joan Crawford

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