¿Y ahora… qué?

william claxton steve mcqueen 1[1]
La idea de escapar a media noche como Steve McQueen con una maleta medio vacía, sin más equipaje que mis miedos, es una idea que me ha seducido desde que tengo uso de razón. Sin embargo, ahora que me veo sin trabajo, la idea de la huida ha ido cobrando forma hasta convertirse en una obsesión, en una de mis muchas obsesiones cotidianas como ver las estrellas en la azotea o coleccionar relojes escacharrados como única forma de detener el tiempo, mi tiempo, ese tiempo que vuela impasible e implacable como si quisiera atropellarme mientras miro a otro lado.

 

No lo voy a negar pero hasta este momento, hasta el momento del despido, mi vida discurría sin complicaciones con los típicos batacazos laborales, personales, afectivos; con sus días buenos y malos como todo hijo de vecino, pequeños éxitos y fracasos. Desencuentros que me habían hecho descubrir que la vida es algo más, no solo hostias que van y vienen; también mil batallas que luchar para allanar un futuro que a veces parece una broma pesada, una bomba a punto de explotar en tu cara cuando menos te lo esperas.

 

Por mi naturaleza despreocupada nunca atendí aquellos consejos sobre la importancia de tener las espaldas cubiertas, una suerte de plan B, C o D: un amor de repuesto con el que sustituir aquel que terminó marchitándose (eso lo digo yo) o un hobbie olvidado que convertir en forma de vida cuando las cosas vinieran mal dadas en el trabajo y todo dejara de tener sentido si es que alguna vez lo tuvo, que ya dudo.

 

No, yo no tenía nada de eso… Lo más que había conseguido en aquellas noches de insomnio en las que veía peligrar mi trabajo, era imaginar mi futuro sin querer pensar demasiado. Mejor así me decía, sin pensar, sin esa presión del que no tiene nada pero está a punto de perderlo todo. Trataba de convencerme a mi misma que podría comerme el mundo antes que el mundo me comiera a mí. Trabajos como el mío los hay a patadas, trataba de convencerme; si, y si no me reinvento como croupier en algún casino o como artesana en Altea, eso era lo que me decía en aquellas noches de insomnio en las que el miedo al fracaso no existía y la cama parecía encogerse cada vez que me daba la vuelta mirando al techo.

 

Lo mío no dejaban de ser proyectos imaginarios con los que correr nuevas experiencias en nuevas calles, otra vida, otros batacazos, otra yo. Y si no, pues una vida en Roma, porque puestos a hacer planes no hay que escatimar, hay que hacerlo a lo grande y si es posible en habitaciones con vistas a la plaza del Campo di Fiori.

Planes inventados en los que todo encajaba, así eran los míos, así eran mis planes, en los que te desenvuelves con la soltura traicionera que te da la imaginación porque si algo eres, es libre, absolutamente libre y además valiente. Planes en los que te atreves con todo, hasta cocinar mil tipos de pasta, tú que lo más que te acercas a la cocina es por un vaso de agua, en los que te ves escribiendo notas y notas y soñando en italiano.

 

Lo malo es que si la teoría parece fácil en la práctica todo se complica. La realidad se impone y lo que quieres es lo que te falta. Los planes son así, inciertos casi siempre. Te faltan agallas y los sueños se rompen, son sueños demasiado grandes y las cadenas demasiado pesadas para alguien como yo, que soy pequeñita y además temerosa. Tienes miedo de fracasar, de imponerte a la realidad, de no conseguir esas metas que te has propuesto. Necesitas un sueño de tu talla que te quepa en la maleta, porque improvisar una partitura al piano, un concierto a cuatro manos cuando solo tienes dos, es difícil sobre todo cuando te da miedo lo desconocido. Sabes que no puedes inventarte un nuevo futuro, si estás empeñada en no existir, en no soltar esos lastres que tanto te pesan.

 

Y aquí me tenéis asomada a esta ventana de barrotes invisibles buscando el coraje, la creatividad y el espíritu de lucha para escapar; para hacer la maleta y huir del miedo. No busco más, solo huir de ese miedo que me paraliza, poner el pie en el acelerador y sentir el aire frio en mi cara. Sentir esa fuerza que me permita escribir mi mejor capitulo intentando no sumirme en la tristeza del fracaso porque como dijo una vez Flaubert, la tristeza es un vicio que no entiende de planes. Y creedme, yo de eso sé un rato…
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Foto:Steve Mac Queen por Willian Claxton

 



Categorías:Futuro, Momentos, Pensamientos

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27 respuestas

  1. Saludos hacer la maleta voy a ti mientras la vida te acompañe, ya que no es feliz el que más tengo si no el que menos necesite para ser feliz.

    Feliz inicio de semana junto a los que amas.

    Mil abrazos desde Puerto Rico hasta tu maleta

  2. Yo le diría… busca, entonces, un proyecto de tu tamaño.
    Un sueño pequeñito que, desde su fortaleza, pueda hacer tan grande como desee. Y luego que lo meta todo en una maleta y pise el acelerador sin volver la vista atrás. Sólo hacia adelante, buscando ese capítulo que le espera y sin duda será el mejor.
    Una delicia leerte, Manu.
    Un abrazo grande…

  3. Me agrego a María en aconsejarte ese sueño pequeñito y……mucha suerte , Manu!
    Te abrazo

  4. Ese o esos sueños, del tamaño que sean, seguro que tienen páginas en blanco para que escribas en ellas, para que dejes que broten de ti historias con las que encandilarnos a todos, como ésta misma.

    Hoy lo llaman «working progress», hace medio siglo era «cortando cojones se aprende a capar». Una vez que arranques, ya irás solventando y decidiendo.

    ¡Suerte!

  5. No se me ocurre nada más que desearte mucha suerte y que tu mala racha termine pronto.

    Un beso fuerte.
    Jack.

  6. Deseo que esos sueños, empezando por los más cercanos y posibles, se te hagan realidad. Te mando un fuerte abrazo. Suerte!

  7. Me encanta. No hay forma mejor de empezar un lunes que haciendo planes para dejar de planear nuestra vida al centímetro.

    Saludos

  8. Bambina, la vida nos acecha en las esquinas más inesperadas, para golpearnos o besarnos. Seguro que ya toca algo bueno, adelante, gira y déjate sorprender.

    • La maleta está lista y Steve Mc Queen me espera con el motor en marcha. Que espere sólo un minuto, lo justo para agradeceros a todos : Isabel Gaviota, María, LadyTuruleta, 76 SanFermo, Tu Lisa, yo Conda, Jack Hatherley, Lilith, Pearl Jeane, y @Gatito Bohemio vuestros comentarios.
      Os quiero.

  9. Tu precioso texto (porque es muchas cosas, y «precioso» es una de ellas) me ha recordado a una canción de Ana Prada llamada, precisamente, «La maleta». Te dejo el enlace al final. Cuando la escucho siempre me deja un regusto de tristeza pero también de esperanza, de comienzo de algo nuevo. Como dice la letra, «el pasado termina en el presente y el presente empieza en tu maleta».

    Ánimo, Manuela. Sube al coche de Steve con la confianza de quien sabe soñar. Seguro que el viaje y el destino merecerán la pena. Seguro. Besos.

  10. Conocí a un tipo, llamado Pau, que se encontraba en una tesitura parecida a la tuya, sólo que él tenía trabajo y una vida en general bastante cómoda. Sin embargo, se sentía ahogado, prisionero, y aunque quería meterse en el maletero de Steve, no tenía el valor para hacerlo. Hasta que una noche se encandenaron una serie de circunstancias que lo empujaron a dar el salto. Apuesto a que la historia te suena. Sí, ya, es el personaje de una novela, pero en realidad Pau es tanta gente… Si sientes que quieres, que necesitas ese cambio, adelante. Yo también me encontré en una situación parecida y, empujado en parte por la pérdida de un empleo, inicié un nuevo camino que, desde luego, me hace sentir bien conmigo mismo. Eso sí, hagas lo que hagas no dejes de escribir. Un abrazo!

    • Creo que voy a necesitar irme de cañas con Pau para que me cuente que tal su experiencia y me dé el empujoncito que a mi me falta para cumplir mis sueños. En su defecto, también tú me vales, tu experiencia la tengo siempre presente y me anima no sabes cuanto.
      Un besazo.

  11. Yo no te voy a desear suerte, no, no creo que sea la palabra adecuada… Suerte le desearía a quien compra un décimo de lotería, porque entre otras cosas ya sabes que la suerte no nos da nada, simplemente nos lo presta.

    En las reuniones que tenemos con amigos que escriben en estos muros, siempre comentamos aquel tópico de que la gente que nos lee, cree que todo lo que escribimos nos pasa realmente, y en este caso en concreto, me gustaría estar en lo cierto y pensar que lo que escribes le ocurrió a una amiga de tu amiga hace ya mucho tiempo, aunque creo que… que no es así…

    Coleccionar relojes escacharrados tiene su particularidad, al menos sabes que te darán puntual y exactamente las horas, dos veces al día…
    No sé a que te dedicabas exactamente antes de emprender esta nueva etapa de tu vida pero… déjame que en vez de suerte te desee que recibas todo el reconocimiento que te mereces, ya que en mi modesta [ y a veces torpe ] opinión pienso que si trabajas igual que escribes… alguien acaba de cometer el mayor error de su vida al haberte dejado ir…

    Hoy permíteme un beso… uno de esos de los de… aún no te conozco, pero deseo que la fortuna roce esa mente tan preparada de la misma forma que rozas nuestros sentimientos con tus palabras…

  12. La tristeza es como la luna. Tiene dos caras. Confía y busca el lado luminoso que está en tus planes. En las tripas. Tan dentro de tí que necesita hueco para salir

  13. Hay un miedo bueno, y otro malo. El malo te paraliza, el bueno, te impulsa, a su pesar. Te puedo asegurar que yo he sentido mucho miedo, en alguna ocasión, que he tenido que afrontar cambios o retos importantes en mi vida. Miedo, no. Pánico sentí a dar ciertos pasos o a emprender nuevos caminos. Entonces, no me detuve, metí el miedo en mi mochila, como compañero de viaje y me lance al camino. Pero no deje de soñar, de buscar lo que deseaba. Al cabo de los años, comprobé que no me equivoqué. La dicha y la fortuna, puede estar a la vuelta de la esquina.
    Escribes de maravilla. Siempre es un placer leerte y compartir a través de tus palabras tus experiencias. Aleja de un manotazo de tus ojos la trsiteza. como espantamos a esa mosca molesta. Y con la vista en el horizonte, haz la maleta. No para huir, para lanzarte a la vida. La suerte besa la frente de los valientes.
    Un fuerte abrazo, querida

  14. Ánimo y mucho coraje! Qué eso de tener las espaldas cubiertas a veces es poco honesto, y hace que la gente se pierda la necesidad de innovar, o de hacer como Steve McQueen 😉

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  1. Sábado: Doce del Siete del Catorce. | Diario de Palabras y alguna cosa más.

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