No sé como sucedió, recuerda Bacall en una entrevista. Aquel día estaba sentada en mi camerino peinándome, cuando Bogart entró a darme las buenas noches. Habíamos empezado a bromear y sin mediar palabra, él se agachó, cogió mi barbilla entre sus manos y me besó. Bogie era tímido y poco dado a este tipo de actuaciones tan impetuosas. Después, del bolsillo de su gabardina sacó una cajita de cerillas y, tímidamente, me pidió que anotara mi número de teléfono. No sé por qué lo apunté – recuerda la actriz- . Tal vez porque era parte de un juego extraño que se iniciaba entre ambos. Un juego que duró catorce años.

Non so come accadde – ricordò Bacall in un’intervista – Ero seduta al tavolo del mio camerino (le riprese del film erano cominciate da tre settimane), e mi stavo pettinando. Bogart entrò per augurarmi la buonanotte. All’improvviso si chinò, mi prese il mento tra le mani e mi baciò. Bogie era timido, e non certo tipo da atteggiamenti spavaldi. Mi chiese di scrivere il mio numero di telefono su una logora scatola di fiammiferi. Non so bene perché, ma io lo scrissi – ricorda l’attrice-  Forse perché era parte di uno strano gioco che s’ha iniziato tra noi due. Un gioco che é durato quattordici anni.

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Foto: H.Bogart y L.Bacall

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