Dicen que el silencio es el triunfo de la cobardía y tal vez haya algo de verdad en ello.
Por lo que a mi respecta, pocas veces me han mandado callar. Si peco de algo, ya lo sabéis, es de prudente. Acaso al revés, mis amigos siempre me alientan para que no me encierre tanto en mi frágil mundo interior, lleno de dudas, en ese mundo tan solo mío lleno de palabras y de largos silencios en el que me siento cómoda como una niña caprichosa, negándome a crecer,
y yo siempre he dicho:
“¡A mi no me callan, yo me callo!”
Últimamente parece que la vida se ha convertido en un túnel sin salida y ni siquiera abrir la ventana y soltar un liberador grito sirve ya para nada. ¿Cuántas veces hemos gritado sin que nadie nos oiga? Ese grito desesperado del que no sale ni una sola palabra y, cuando lo logras después de desgañitarte, hay tanto ruido fuera que nadie te escucha…si acaso el camión de la basura pero tampoco creo…
Todo el mundo parece estar empeñado en convertirse en héroes anónimos de la rutina, supervivientes del asfalto en medio de palabras que vuelan y revolotean en medio de silencios llenos de ruidos inútiles, en medio de esos silencios donde las palabras no dichas suenan aún más fuertes.
Son tantas las veces que callamos por cortesía, por miedo o por respeto, que una se cansa de intentar que te entiendan y prefieres quedarte dentro de ti misma, silenciosa, vigilante, agazapada con tus miedos, siempre huyendo…porque aunque no sea muy gratificante, es mucho menos cansado ese cobijo silencioso que la certeza que tanto nos inquieta, al menos a mi….gritos ahogados, me quedo con mi silencio.
Siempre he pensado, que el silencio es bonito, poético, siempre y cuando sea elegido. Sagrado. Cuando forma parte de ti como tu propio vestuario, con los colores bien selectos para cada ocasión, como una rutina que se asienta en tu día a día. Rutina silenciosa…Otra cosa es cuando te cierran la boca y te callan, obligándote a un silencio forzoso, impuesto y carcelario. Es entonces cuando no, cuando no cabe más que resistirse como aquellos que no soportan más escuchar por más tiempo su propia voz.
Para mi no hay nada más bonito que escuchar mis ideas y darles forma, desarrollarlas, hablar conmigo misma, en una suerte de diálogo callado, imaginario, que viene de imaginación….imágenes…Tal vez por eso me aterran esos silencios incómodos, tan educados y tan eternos. Esos silencios demasiado profundos, tan íntimos que el que calla no es que otorgue, sino que simplemente enmudece y que de tan molestos la única forma de combatirlos es llenándolos con palabras y palabras más y palabras menos y…como aquella canción…tan ruidosa.
No hay mucha gente con la que te puedas sentir bien, tranquila, solo compartiendo silencios hermosos y cómplices, una cerveza de media tarde de primavera, mientras te abandonas en un diálogo de miradas y gestos…tan llenos de palabras.
Como decía Uma Thurman en Pulp Fiction, sabes que has dado con una persona especial si eres capaz de estar callada un minuto frente a ella, un solo minuto sin decir nada, ninguna gilipollez, solo compartiendo ese silencio y entonces el silencio fluye sin que te pese como una losa, ligero y a la vez fresco como el aire en tu cara…
No es fácil atesorar el silencio, darle la belleza que le corresponde, usarlo apropiadamente y romperlo únicamente cuando sea estricta su ruptura porque, como decía Onetti, recitando tumbado aquel proverbio árabe: “Si lo que tienes que decir no es más bello que el silencio, entonces no digas nada…”
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Foto: Irving Penn para L ´Oreal.
Categorías:Momentos, Pensamientos
Que te digo! Pues entré en dudas: «callar o externar mí comentario», esperaba tu blog cómo esa telenovela existencial que te deja una perturbadora espera. Simplemente excelsa!, me encanta mucho tú estilo y contenido.
Ja, ja… Me encanta que esperes mis posts como el que espera un capítulo de su telenovela preferida. Y yo me digo… ya que en su día hablamos de secundarios, ahora solo nos falta buscar un apuesto galán para que cada capítulo sea un completo éxito. ¿Fichamos a Brad Pitt?
Me gusta pensar que las palabras,los silencios…como la energía,ni se crean ni se destruyen (solo se transforman).Las palabras no escuchadas,las no leídas,las no entendidas,las tergiversadas…al igual que los mil tipos de silencios (rotos,incomprensibles,necesarios…) buscarán su lugar y se convertirán en algo distinto,a veces mejor,a veces peor.. (y otras ni mejor,ni peor solo diferente…como diría Buenafuente).Palabras no escuchadas que ahora leemos.
Las tuyas van a mejor…y aparecen en este blog.
Muchas gracias Carmela, te echaba de menos. Muy buena la teoría de la relatividad de las palabras de Buenafuente «las palabras ni se crean, ni se destruyen, solo se transforman», si hubiera un premio Nobel para presentadores se lo llevaba él, seguro. Mientras tanto, disfrutemos de las palabras y de los silencios, como hago yo en el post.
Yo soy de los que combinan silencios con el no poder cerrar la boca cuando las palabras se me agolpan y entonces es imposible permanecer mudo. Lo admito, tan malo es lo primero como lo segundo. Si callas puedes parecer idiota. Si hablas (demasiado) puedes confirmar esos temores…
Ah, la duda eterna.
Llevas razón, ja ja… nunca se sabe como acertar!!
𝓗𝓮𝓵𝓵𝓸.. 𝓱𝓪𝓹𝓹𝔂 𝓭𝓪𝔂 ♥