En cualquier fiesta…

Al final voy a tener que darle la razón a quienes dicen de mí que estoy volviéndome una aburrida y mirad que me fastidia.  Llevo un tiempo que no hago más que acumular fobias, que si no soporto el desorden, que si me molestan los ruidos en la siesta. Estoy de lo más quejica, ya veis.  Lo último ha sido descubrir lo nerviosa  que me ponen las fiestas sorpresa, sobre todo aquellas con sabor nostálgico y olor a naftalina. Fiestas que sin querer me recuerdan a aquella canción de la Mode, esa en la que el Zurdo cantaba: “Cuando todo se acabe, y nadie nos recuerde, seguro que nos vemos en cualquier fiesta…”.

 

Se han puesto tan de moda este tipo de celebraciones que últimamente no hago otra cosa que ir de despedida en despedida, de fiesta en fiesta: la del cuarenta cumpleaños de mi cuñada, la del aniversario de boda de aquel antiguo compañero de Instituto,  la despedida de mi vecino que tras más de un año en el paro decidió iniciar una nueva vida laboral lejos de su casa traspasando fronteras.  Solo me ha faltado asistir a la burguer party de Mario Vaquerizo este verano, porque me llegó tarde la invitación, que si no allí hubiera estado, codeándome con Alaska y con Topacio Fresh, que os pensáis…

 

Está visto que cualquier motivo es bueno para ser sorprendido con una fiestecita de éstas y pobre de ti como no te inviten o no seas tú el protagonista, eso solo significaría que socialmente eres un don nadie. Y sin embargo, mientras más de uno suspiraría por tener su momento de gloria, tal vez por mi forma de ser,  la posibilidad de ser un día la protagonista, de ser sorprendida llegando a casa justo ese día hecha unos zorros, abriendo la puerta tras la que los invitados me esperan de punta en blanco, me descoloca.

 

Imaginaros la escena: besos al grito de ¡sorpresa!, serpentinas que vuelan, bebidas que vienen y van… Fotos, muchas fotos… y yo sin querer sintiéndome la protagonista de una película, en la que Peter Sellers puede salir en cualquier momento de debajo de la cama dispuesto a las situaciones más surrealistas: zapatos que acaban en la bandeja de los canapés, pollos voladores que terminan por sombrero en la cabeza de alguna de las invitadas, estropicios en el cuarto de baño…

 

No gracias.

Aunque si difícil es ser la homenajeada, peor aún debe ser que te nombren el organizador de la fiesta y tener que elegir entre una larga lista de posibles invitados, quien va y quien no, o equivocarse e invitar a alguien a quien esa persona detesta u olvidar en un descuido a esa otra absolutamente indispensable.  Porque qué queréis que os diga, mi experiencia me dice que nunca será suficiente el esfuerzo, siempre faltará algo o alguien: es inevitable.

 

Lo malo es que pese a mis reticencias, estas fiestas terminan siendo muchas veces la excusa perfecta para encontrarte con viejos amigos incluido ese ex al que hace años que no ves y del que a menudo te preguntas donde andará metido pero que la pereza y el miedo de que las cosas le vayan mejor que a ti, te impide coger el teléfono y llamarle. Un poco como cuando te preguntas que habrá sido de tal o cual actor y de repente los ves por la televisión en uno de esos programas revival que salen los domingos por la tarde, reinventado y con una nueva vida.

 

Las fiestas a veces son así, una especie de programa de encuentros y desencuentros en el que los cubatas te dan el valor que te falta para acercarte a esos fantasmas del pasado sin moverte del sofá ni cambiar de canal y sin que se note además, que en el fondo todo te importa una mierda, incluso su ausencia.

 

Quizás sea por esto que me dan tanta pereza estas fiestas… Porque todo vale con tal de sobrevivir a esa ausencia maldita que perdura en nuestra memoria. Seguiremos mirando a nuestro alrededor una vez y otra, intentando captar una atención imposible, consuelo de desconsolados. Esperando pese a todo, que aparezca ese alguien por la puerta con una sonrisa enorme sin querer darnos cuenta que ese alguien como decía la canción de la Mode, aparecerá en cualquier fiesta menos en la tuya. Y si no ya veréis…

BreakfastAtTiff_011Pyxurz-1024x460

 

 

______________________________

Foto: Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes



Categorías:Actualidad, Momentos, Pensamientos

Etiquetas:, ,

16 respuestas

  1. da tradurre è lungo ma la Hepburn è incantevole 🙂

  2. Una vez me organizaron una fiesta sorpresa. Una (lo remarco mientras lo escribo) y nunca más se atrevieron.
    Saludos.

  3. Non ho mai amato troppo le folle….
    Mi piacciono gli incontri con poche persone per volta….
    E se devo essere festeggiata , dovrei poter scegliere io………….

    ….Per dirti che ti capisco benissimo!

  4. Memorable Peter Sellers en ‘El guateque’. Acabé con dolor de barriga de tanto reírme. Un abrazo nada sorpresivo… 😉

    • Soy fan de Peter Sellers, no hay película que no consiga hacerme pasar un buen rato. Las del inspector Closeau son desternillantes, te las recomiendo.
      Un abrazo

      • Las he visto, varias veces. Las peleas entre Clouseau y el ayudante chino eran de traca. Confieso que siento debilidad por el humor absurdo… Años más tarde el relevo a Clouseau lo cogió el detective Frank Drebin en ‘Agárralo como puedas’. No sé si atreverme a revelar que es una de mis pelis favoritas… Jajaja!

  5. ¡Cuánta razón tienes!Personalmente, será la edad, cada vez huyo más de esos folclores, como gato escaldado… un poco perdida como el de la película, por cierto precioso.
    Buen artículo!
    Un abrazo.

  6. Amén hermana.

  7. Ajajaja, que graciosa eres… Y yo que me muero de ganas de que me hagan una fiesta sorpresa alguna vez en la laif, pero mis amigos insisten en no enterarse… Todos los años tirando la indirecta, llegando a casa con la ilusión de encontrarme frente a mis trémulas narices con globos y carteles de colores, soñando con esos «besos al grito de ¡sorpresa!, serpentinas que vuelan, bebidas que vienen y van»… pero nada!!!
    No, si el de las barbas le da pan al que no tiene dientes… 😉

  8. Muy buena tu entrada, como todas. Una vez más das en el clavo. Tampoco soy amiga de semejantes festejos, prefiero celebraciones más íntimas y menos glamurosas, aunque se hagan con la mejor de las inteciones. Un fuerte abrazo.

  9. parece que describes mis fiestas y mi entorno, tan jodido se pone esto conforme pasa el tiempo?

    un abrazo querida y no más festejos

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: