Disculpe que me equivoque tanto con la máquina. Primero, porque mi mano derecha resultó quemada. Segundo, no sé por qué. Ahora un pedido: no me corrija. La puntuación es la respiración de la frase, y mi frase respira así…. Leer más ›
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Un empujón literario.
Me jode preocuparme por cosas que no deberían inquietarme. Un ruido en la noche, una resaca a destiempo, a veces ni eso. No nos damos cuenta, la primera yo, que la mayor amenaza se encuentra en esta disposición nuestra para… Leer más ›
Y un día me desperté sola. En torno a la fotógrafa Francesca Woodman
Todo está oscuro, basta un salto, y todo habrá terminado –se dice- mientras mirando las estrellas, nota el frio en sus brazos. Un salto, vuelve a repetirse poco antes de lanzarse al vacío desde el tejado de su apartamento de… Leer más ›
De dragones y leones de siete colas.
Si escribir es lo más parecido a desnudar el alma, mostrar los sueños en retratos oníricos es lo más cercano a vestirlos de poesía. Curiosa por descubrir dónde está la llave de tantas fantasías, me dispongo a soñar también yo,… Leer más ›
Del brazo de mamá.
Cuando llegan estas fechas navideñas, a mi familia le gusta recordar entre risas y villancicos, la vez que de pequeña terminé perdida en la sección de juguetes de unos grandes almacenes. Nunca he entendido como con un historial tan repleto… Leer más ›
Tras el visillo.
Cada tarde a la misma hora, Francesca corre impaciente a la ventana. Verle pasar se ha convertido en lo mejor del día. Aunque a veces se retrasa, no parece importarle, le gusta verle atravesar la Piazza Garibaldi, con ese aire… Leer más ›
En mi cama
“Quería que mi cama estuviese ocupada las 24 horas del día, como esas fábricas de turnos imposibles, donde la llave no termina nunca debajo de la puerta. Así que le pedí a la gente que se turnara cada ocho horas… Leer más ›
Demasiadas preguntas
Fue a finales de mayo cuando empecé a trabajar en la fábrica de galletas. Me acuerdo bien porque por aquel entonces operaron a mi madre de un tobillo. Lo que parecía la convalecencia tranquila de una intervención sin importancia se… Leer más ›
A cambio de nada. Recuerdos de Kiki de Montparnasse
Asomada a la ventanilla, Alice Ernestine Prin ve pasar las estaciones, Chatillon queda ya lejos. Su abuela, casi tiene que empujarla para subir al tren. Por equipaje, una botella de Pinot noire y un bocadillo que apesta a ajo…. Leer más ›
Sácame a bailar.
Lo único bueno de ser tan ingenua, soñadora sin remedio, es que siempre te quedará la esperanza de que las cosas cambien por arte de magia, con un simple chasquear de dedos. Y si no cambian, siempre podrás inventarte un… Leer más ›